Fortalezcan sus corazones. –
Santiago 5, 8.
“Eres polvo y en polvo te convertirás” (Génesis 3,19). Estamos viviendo esos 40 días pque Dios nos da para acercarnos de manera especial a Él, es el tiempo en que escuchamos el famoso: “hoy no se come carne” u “hoy toca ayuno”; pero, ¿Qué realmente significa todo esto?
La Cuaresma es un tiempo de reflexión, cambio y análisis, es un tiempo para vivir en nuestro desierto personal, echar una mirada en el interior de nuestra alma para ver qué realmente me aleja o me acerca al Señor.
Mucha gente limita la Cuaresma: a “no voy a comer tal”, o “es un buen momento para disciplinarme en el ejercicio y la dieta”, sin embargo si no prestamos atención, estos sólo serán signos exteriores que no transformarán en lo más mínimo nuestro interior. El ayuno es una manera para mortificar el cuerpo, renunciando a los placeres mundanos, para entonces demostrarnos que no “sólo de pan vive el hombre” y que hay bienes superiores a los que hay que aspirar para vivir una vida llena de sentido.
San Juan Crisóstomo dice: “ayunar de no decir nada que haga mal a otro, pues ¿de qué te sirve no comer carne si devoras a tu hermano?” Debemos también ayunar de ese pecado particular que nos limita, de ese placer llamado Internet, series, redes sociales, todo aquello que nos distrae de la oración y que pueden ser una gran tentación.
Durante este tiempo el Papa Francisco nos recuerda que debemos tener en nuestra mente los tres mejores regalos que Dios nos puede dar: la fe, la esperanza y la caridad. La fe para orar, la esperanza para todos nuestros actos de penitencia y renuncia y la caridad para poder ver en el otro un reflejo de Cristo necesitado.
La Cuaresma es el tiempo de preparación espiritual más esperado para nuestra alma, aprovecha este tiempo para poder encontrarte con Cristo en la Pascua.
Marcos Daniel Ortiz