“Quien no ha tenido tribulaciones que soportar, no ha comenzado a ser cristiano de verdad”
– San Agustín
Dolor, sufrimiento, agobio, ansiedad e incertidumbre, son palabras que nadie, nadie quiere escuchar, menos vivir o experimentar, difícilmente alguien acepte estas pruebas con paz y tranquilidad, porque es casi imposible hacerlo.
Muchos dicen que las cosas malas, nos ocurren porque Dios nos castiga, peor aún porque Dios no existe, pero te puedo decir que ambas afirmaciones son falsas. Job es un gran personaje que nos ayudará a entender el dolor humano. Te recomiendo ámpliamente que leas del libro de Job en la biblia. En resumen, es la historia de un hombre de Dios, que puesto a prueba por el demonio, despojado de sus riquezas y sometido a toda clase de sufrimientos, permanece fiel en su amor al Señor.
Te diré algo, el sufrimiento es inevitable. A todos nos toca vivir un poco de ello, incluso Jesús, el Hijo de Dios, sufrió y padeció la muerte. Fue humillado, golpeado, torturado, abandonado, y llevado al límite del dolor humano. El camino de tantos, especialmente el de Nuestro Señor a través del sufrimiento, nos ayuda a recordar que el dolor es pasajero, y que si lo sabemos aprovechar dará frutos de virtud en nosotros. Porque de todo mal, Dios siempre saca un bien mayor.
Veamos en Jesús el mejor ejemplo para vivir el dolor, y de esas experiencias amargas, llamadas enfermedad, muerte, fracasos en la vida, y tragedias, seamos capaces de ver el fruto que puede surgir en nosotros si logramos sobrellevarlo como hijos que confían ciegamente en su Padre. Ningún sufrimiento es para siempre, y nada de lo que tenemos en vida nos pertenece, todo es de Dios. Cada momento de nuestra vida es prestado y de todo y en todo, la mano del Señor siempre obra para bien. Pide en tu oración que te permita ver más allá del sufriemiento.
Marcos Daniel Ortiz – Miembro de Católico en Serio