Fortalezcan sus corazones.- Santiago 5,8
“Eres polvo y en polvo te convertirás” (Génesis 3,19), “Arrepiéntete y cree en el Evangelio” (Marcos 1, 15), La cuaresma consiste en 40 días para acercarnos a Dios, para hacer oración, ayuno y penitencia.
La Cuaresma es un tiempo perfecto de reflexión, cambio y análisis; es un tiempo para vivir en nuestro desierto personal, echar una mirada al interior de nuestra alma y analizar lo que nos aleja y nos acerca al Señor.
Mucha gente se limita a no comer carne los viernes; pero va más a allá de ello, si bien el ayuno y la abstinencia son una manera de mortificar el cuerpo, renunciando a los placeres mundanos, hay que recordar la frase de San Juan Crisóstomo:
“Ayunar de no decir nada que haga mal a otro, pues ¿de qué te sirve no comer carne si devoras a tu hermano?”
Podemos ayunar de ese pecado particular que nos limita al acercamiento con Dios en la intimidad; de ese placer llamado Internet, series, redes sociales, cada persona tiene una debilidad que debe identificar y tratar de renunciar a ella.
Durante este tiempo el Papa Francisco nos recuerda que debemos tener en nuestra mente los tres mejores regalos que Dios nos puede dar: la fe, la esperanza y la caridad. La fe para orar, la esperanza para todos nuestros actos de penitencia y la caridad para poder ver en el otro un reflejo de Cristo necesitado.
La Cuaresma es el tiempo de preparación espiritual más esperado para nuestra alma, aprovecha este tiempo para prepararte y poder encontrarte con Cristo en la Pascua.
Te invitamos a que durante la Cuaresma te propongas luchar contra tu pecado dominante y realices sacrificios que te ayuden a combatirlo; además de que te pongas una meta espiritual, ya sea rezar más El Rosario, acudir a misa, leer el Evangelio diario; aquello que creas que te va a ayudar en este camino espiritual que cada año nos recuerda el sacrificio de Jesús por amor a todos nosotros y compartamos con Él los momentos que pasó para llegar a la Cruz.
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